Nuestro viaje empezó en Bolonia, una de las ciudades históricas mejor conservadas con el segundo casco antiguo medieval más grande de Europa, después del de Venecia.

La universidad de Bolonia, fundada en 1088, es considerada como la más antigua del mundo occidental. Como consecuencia del aumento de estudiantes, construyeron edificios que ganaban terreno a la calle, para no quitar espacio a los viandantes, continuaron las construcciones creando soportales para que la circulación por bajo de ellos siguiera.

Una de las mejores manera de disfrutar de Bolonia es pasear bajo los más de 40 kilómetros de soportales que conforman sus calles.
Continuamos el viaje visitando la capital de la Toscana, Florencia, ciudad en la que se originó el movimiento artístico denominado Renacimiento.

Su centro histórico, en el que destacan obras medievales y renacentistas, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982. Florencia es una ciudad que todos debemos visitar una vez en la vida, los monumentos están llenos de pequeños detalles, la arquitectura impresiona y las calles adoquinadas, con su encanto especial, que te transportan a los inicios de esta hermosa ciudad.


Viajando a Bolonia


Día 1


Llegamos hacia las 16:00 al aeropuerto de Bolonia. Hay varias opciones para ir del aeropuerto al centro: el autobús urbano que cuesta alrededor de 2€ pero que hay que conocer para no equivocarte de parada, el Airbus que por 6€ te lleva directo a la estación de trenes en pleno centro y el taxi, algo más subido de precio.

Nosotros elegimos la opción del Airbus, la mejor en relación calidad-precio. Una vez bajamos en Bologna Stazione Centrale fuimos andando hasta el apartamento, que estaba a las afueras, en una zona residencial; no tardamos más de 20 minutos y como llevábamos poco equipaje no tuvimos problema en ir viendo la ciudad.
Dejamos las maletas e hicimos el camino de vuelta disfrutando del paisaje. El paisaje estaba lleno de árboles y de edificios de menos de 5 plantas, parecía de película.

Durante la tarde visitamos la Piazza Maggiore, la fuente de Neptuno, la basílica de San Petronio y callejeamos un poco más.
Encontramos la cafetería Botanica lab café, 100% plant-based. Allí nos pedimos una cheescake y café macchiato con leche de almendra y un zumo de naranja y panini de verduras; estaba todo buenísimo.

Continuamos callejeando y nos encontramos con las dos torres famosas de la ciudad. La Torre de los Asinelli del siglo XII y la Garisenda, más baja e inclinada, construida a finales del siglo XI.

Gracias a la app Happy Cow, descubrimos un restaurante cercano para cenar con opciones veganas, Welldone burger; pedimos Beyond burger y Beyond sausage, era la primera vez que probaba la salchicha y no estaba nada mal, para beber pedimos Mole Cola, con un sabor muy parecida al de la Coca-Cola.


Después de cenar dimos un paseo para ver la universidad, el ambiente era increíble a pesar de ser miércoles, había una actuación y mucha gente alrededor cenando y escuchando al artista. Eran las 22h y nos quedaban 45 minutos hasta llegar a casa, estos no nos supuso nada porque como nos gusta mucho pasear por las ciudades, empezamos a andar y sin darnos cuenta estábamos en casa.

Cambiamos de ciudad: Florencia


Día 2


El día siguiente nos levantamos sin prisa y cogimos un tren desde Bologna Stazione Centrale para ir a Florencia, solo solo 30 minutos de trayecto y cuesta menos de 25€ por persona, además los asientos eran más cómodos que los del avión de Ryanair.

El tren nos dejó en la estación de Firenze Santa Maria Novella sobre las 12; fuimos andando hasta nuestro apartamento situado muy céntrico, detrás del Palazzo Vecchio, por lo que de camino a nuestro alojamiento fuimos admirando toda la belleza que íbamos a disfrutar durante los siguientes días.

Una vez liberados de las maletas empezamos nuestra ruta; de nuevo nos encontramos en la Piazza della Signoria, desde donde podíamos admirar La Loggia de la Signoria y el Palazzo Vecchio, continuamos nuestro paseo hasta la siguiente calle para encontrar la Cattedral di Santa Maria del Fiore. El Duomo es una verdadera obra de arte, además de la magnitud de la misma, su fachada neogótica en mármoles verdes, rosas y blancos forma una unidad en armonía con la catedral, el baptisterio y el campanario de Giotto.

Llegó el mediodía y, de nuevo recomendados por Happy Cow, fuimos a Universo Vegano donde pedimos croquetas de seitán, lasagna de ragú veg y piadina mexican.

Después de comer continuamos nuestro paseo por Florencia, cruzamos por la Piazzale degli Uffizi, donde se encuentra la Galeria degli Uffizi, hasta llegar al Ponte Vecchio; un puente medieval que cruza el río Arno lleno de tiendas de joyas y orfebrería.


Continuamos nuestro paseo y nos topamos con el Mercato Porcellino o Mercado nuovo, lleno de tiendas que venden cuero que desprendían un olor insportable. Florencia tiene un inconveniente, también es la ciudad del cuero, hay tiendas por todas partes y resulta bastante incómodo para los amantes de los animales.

A media tarde, con un gran antojo de helado (hay heladerías por todas partes), pedimos un helado de chocolate y banana en un cucurucho enorme, 10€ nos costó, pero os aseguro que valió la pena comer esta delicia vegana.



Para cenar optamos por comernos unas pizzas en Misterpizza, en la piazza del Duomo; nos gustaron tanto las pizzas como su ubicación a los pies de la catedral y lo teníamos tan cerca del apartamento. que cenamos en este restaurante las tres noches.

Galerías de arte de Florencia


Día 3

A las 8:15 am, café latte de soja en mano, estábamos en la puerta de la Galería Uffizi. Solo hicimos cola de 15 minutos y dos horas después habíamos visto 3 plantas de esculturas, pinturas, techos y detalles preciosos de grandes artistas.

Entre otras obras de arte, contemplamos El nacimiento de Venus o La primavera de Botticelli, además las vistas del río Arno son espectaculares.
Para continuar con nuestra rutina de callejar por la ciudad, nos fuimos a la Piazzela Michelangelo a contemplar las vistas de la ciudad desde lo más alto.

De camino hicimos una parada en la piazza di Croce en la que nos sentamos a recargar fuerzas con una focaccia funghi y desde donde pudimos contemplar la Basílica di Santa Croce di Firenze.

Al volver de la Piazzela Michelangelo encontramos un mexicano Los chicos-tex mex que ofrecían un menú que consistía en un burrito, un taco y un refresco por solo 10€; todo vegano, evidentemente, y muy picante.


Después de comer aprovechamos para visitar la Galería dell'accademia, donde se encuentra el David de Miguel Ángel; la entrada cuesta 12€ y a mediodía no hay demasiada cola para entrar en comparación a la que había a las 11 de la mañana, de casi dos horas de espera.


Más tarde merendamos en Universo Vegano, donde a parte de comer o cenar hay riquísimos dulces para merendar; me pedí una napolitana de chocolate y un café latte de soja.

Por la noche paseamos por la Piazza della Repubblica desde donde contemplamos el tiovivo mientras un violinista tocaba Hallelujah de Leonard Cohen, un momento precioso.


Catedral de Santa Maria de Novella, Battisterio de San Giovanni y Campanario de Giotto


Día 4


En frente de la Catedral venden la entrada única por 18€ para acceder a la Cripta de Santa Reparata, el Battisterio de San Giovanni, el Campanario de Giotto, el Museo y la Cúpula de Brunelleschi; a esta última no pudimos entrar porque hasta tres días después estaba reservado y ya no estábamos en la ciudad.

A las 8:30 estábamos en la puerta de la Catedral, lo único gratuito pero que a pesar de abrir a las 10 no estábamos ni cerca de la puerta.
Estuvimos toda la mañana visitando cada uno de los monumentos; para nosotros lo mejor fue el campanario a pesar de sus estrechos 414 escalones, el resto de monumentos son más bonitos por fuera que por dentro. Hambrientos y cansados de tantos escalones, fuimos a comer a Ilvegano, un restaurante un poco más alejado del centro pero buenísimo, como todo lo que comimos en Italia.

Por la tarde dimos un último paseo por Florencia, volvimos a cruzar el Ponte Vecchio para contemplar el Palazzo Pitti que fue residencia oficial de los Grandes duques de Toscana, base militar de Napoleón I durante el siglo XIX y posteriormente residencia oficial de los reyes de Italia. Hoy en día continúa siendo un museo público, con colecciones de arte del siglo XIX y principios del XX.

Disfrutamos de una última pizza a los pies de la Catedral y nos fuimos a la que durante tres días fue nuestra casa.



Vuelta a casa


Día 5


A las 10 de la mañana cogimos maletas y volvimos a la estación Firenze Santa Maria Novella, nos subimos al tren que nos dejaba en Bologna Stazione Centrale y de allí en Airbus para ir al aeropuerto de Bolonia. Dos horas de vuelo y de nuevo en casa con la satisfacción de haber disfrutado de un viaje precioso y muy deseado.      

¡Arrivederci Italia!