365 días después...soy vegana

En mi primera entrada al blog y coincidiendo con que hace poco celebré mi primer año siendo vegana, quiero empezar contando cómo me hice vegana.

En mi penúltimo día de vacaciones del verano de 2018, Pau y yo fuimos a pasar el día a Tabarca. Nosotros vivimos en Alzira y la ciudad desde donde se coge el ferry, Santa Pola, está a casi dos horas.

Durante el trayecto de ida todo fue normal, los dos en el coche con la música, hablando de nuestras cosas. Llegamos a Santa Pola, fuimos a Tabarca, almorzamos bocadillo de fiambre, comimos allí unos platos de pescado para picar y por la tarde volvimos.

Este trayecto fue el que cambió todo. De camino a casa nos cruzamos con un camión lleno de cerdos que evidentemente iban al matadero, tanto a Pau como a mí se nos encogió el alma. Comentando la pena que nos daba esa situación me propuso que redujésemos el consumo de carne y estuve totalmente de acuerdo.

Siempre me ha gustado mucho cocinar y soy bastante curiosa así que empecé a investigar recetas sin ingredientes de animales, en esa exclusión contemplaba la carne y el pescado pero no los lácteos, huevos y miel.

La “primera receta” que hice vegetariana fueron unos macarrones con boloñesa de lentejas, escribo en cursiva primera receta porque he preparado muchísimos platos sin carne como gazpacho o lentejas de verduras pero era la primera vez que lo hacía a conciencia.

La verdad es que nos encantó y la curiosidad aumentó conforme iba leyendo, había todo un mundo de posibilidades culinarias que yo desconocía totalmente, no iba a ser fácil porque jamás había oído hablar del tempeh o seitán y no había probado el tofu pero me encantaba.

Junto a la información de nuevas recetas encontraba documentos, información sobre la explotación animal, las condiciones de los animales, la forma en las que los criaban, mataban. Me impactó mucho que asesinasen a los cerdos con tan solo 3 meses de vida, era la edad que tenía entonces Tai, el gatito que habíamos adoptado hacía un mes, y no podía soportar imaginármelo en aquella situación tan terrorífica. Fue entonces cuando decidí que disminuir el consumo de carne no era suficiente, tenía que dejarlo totalmente y aquí sí que incluía dejar lácteos, huevos y miel.

Esta decisión, aunque no me llevó mucho tiempo tomarla, no supuso un cambio radical en mi alimentación porque en casa teníamos muchos alimentos de origen animal y la familia y amigos tenían que acostumbrarse así que lo hice poco a poco.

Durante el primer mes acabé con todas las existencias animales que tenía en casa y mi alimentación en sociedad no cambió, el segundo mes era totalmente vegana en casa y con amigos y familiares vegetariana y a partir del tercer mes me negué a consumir cualquier producto de origen animal fuera donde fuera. Pau continuó durante algunos meses más su alimentación omnívora fuera de casa pero en casa apoyaba totalmente la alimentación que teníamos, con el tiempo también eliminó por completo la carne y el pescado.

Os confieso que dos meses después nos fuimos a París de viaje con amigos y tuve que consumir queso y huevos ya que todavía era nueva en esta alimentación y no se me ocurrían opciones rápidamente, íbamos a sitios omnívoros y el idioma no lo dominábamos demasiado. Después de ese viaje ya no he vuelto a consumir nada animal.

En el proceso de cambio de alimentación también leí artículos sobre cosmética cruelty free, cómo reconocer los materiales en la ropa, ya que el veganismo no consiste solo en eliminar todos los productos de origen animal en nuestra alimentación sino en todos los ámbitos de la vida como vestimenta, entretenimiento, cosmética y transporte.

Aunque estaba totalmente en contra del uso de pieles jamás me preocupé de informarme sobre los materiales de mis zapatos o si la crema facial que utilizaba se había testado en animales, ¡qué ignorancia!

Ahora soy verdaderamente consciente del daño que le hacemos a los animales cada segundo del día y aunque pensar en ello me llena de rabia y una profunda tristeza soy muy feliz de mi cambio, de mi contribución a la protección de la fauna y de poder mostrar al mundo cómo vive una vegana.

Y para despedirme, si estás empezando este maravilloso camino vegano, quédate con una frase de Mahatma Gandhi “Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después luchan contra ti, luego ganas”.